Luis Eduardo González García fue sentenciado a 30 años de prisión por mover miles de libras de cocaína del clan de los Beltrán Leyva.
Millonario caritativo: Usó su flotilla de camiones, empresas y bodegas en Estados Unidos para obtener de manera ilícita más de 56 millones de dólares.
Todo esto de acuerdo con la Fiscalía federal.
“¿Qué haces aquí? Este no es tu lugar, tú no eres como estas personas”.
El saludo le cayó como balde de agua fría a Luis Eduardo González García.
Su tío materno lo veía por primera vez con un uniforme de reo color naranja en una prisión de Chicago.
Allí se derrumbaba su imagen de empresario intachable que conducía un auto de lujo, vestía trajes de diseñador.
Además de que tenía varias residencias y un yate en Cancún.
González García, de 55 años, había hecho hasta lo posible por mantener sus actividades ilícitas en secreto y evitar la deshonra de su familia.
Esto ligada a la ganadería, la política y organizaciones caritativas en Cerralvo.
Además de un poblado a 93 kilómetros de Monterrey, en el estado fronterizo de Nuevo León.
Pero el largo brazo de la justicia lo alcanzó el 24 de mayo de 2018.
Agentes de la DEA lo interceptaron en un aeropuerto en la Ciudad de Guatemala, cuando volvía a México.
Esto luego de comprar becerros en una subasta.
Los policías federales le pidieron que los acompañara hasta Chicago para hablar sobre su acusación en su contra por narcotráfico.
Así como lavado de dinero, y allá lo pusieron bajo custodia.
Llevaba más de cinco años transportando droga del clan de los Beltrán Leyva, una escisión del Cartel de Sinaloa.
Uno de sus principales socios era Martín Villegas Navarrete, con quien movió miles de libras de cocaína desde la Ciudad de México a la frontera.
Esto para luego llevarlos a bodegas de negocios legítimos en varias ciudades de EEUU, describe un memorando de sentencia del Departamento de Justicia.
Algunos cargamentos provenían de Ecuador y los llevaban a México ocultos en cajas de pescado molido.
Villegas Navarrete terminó delatándolo ante las autoridades, buscando una sentencia reducida.
Luis Eduardo González García posa en una prisión de Chicago con su tío materno.
Un informe de la DEA que forma parte del expediente judicial indica que este narcotraficante reveló en una entrevista.
Así como todo lo que sabía sobre el empresario neoleonés.
Contó que se conocieron en 1997 en Chicago y que le ayudó a transportar más de 220 libras (100 kilos) de cocaína de 2013-2015.
Le pagaba con una parte del envío y 1,500 dólares por cada kilo suyo.
Por traficar las ganancias ilícitas de vuelta a México, le cobraba el 6% del total.
Gracias a esa sociedad criminal, el empresario traficó droga a través de “una sofisticada red de almacenes y empresas fachada”.
Esto de muebles, botanas mexicanas y detergente.
Era un millonario caritativo en su pueblo: la DEA lo capturó