En el vasto universo del futbol, donde las habilidades en el campo y la personalidad fuera de él se entrelazan para crear íconos, Matías Cóccaro se destaca no solo por su talento como delantero, sino también por su distintivo estilo personal que homenajea a una de las figuras más emblemáticas de la música, Freddie Mercury. Con un bigote que evoca la memoria del legendario líder de Queen, Cóccaro no solo marca goles en el terreno de juego sino que también deja una impresión indeleble en la cultura futbolística.

 

«El bigote me gusta, es en homenaje a Freddie Mercury*», compartió Cóccaro en una entrevista con el diario Olé. Este detalle, aunque pueda parecer menor, revela mucho sobre la personalidad y los valores del jugador uruguayo. «Me considero un futbolista de potrero, tengo un juego algo retro», dice, haciendo un paralelo entre su estilo de juego y su elección de lucir un bigote en honor a Mercury.

 

El jugador llegó a CF Montreal este año, procedente de Huracán de Argentina, donde disputó 110 partidos y anotó 32 goles. Su camino al profesionalismo estuvo lejos de ser fácil; antes de ser futbolista, trabajaba como leñador, un trabajo que, aunque duro, fue parte esencial de su formación tanto personal como profesional. «Fueron días difíciles. Fue un trabajo duro, pero fue parte del proceso», recuerda sobre esos días.

 

El paso de Cóccaro por el futbol argentino fue una etapa formativa en su carrera. La intensidad y el estilo de juego en Argentina han dejado una marca en él, destacando la diferencia en el ritmo de juego comparado con el uruguayo. «En el futbol argentino se juega mucho más tiempo», observa, señalando la necesidad de un gran trabajo físico para sobresalir como delantero.

 

Con la mira puesta en nuevos horizontes, Cóccaro se prepara para una nueva etapa en Canadá con el CF Montreal. Sin embargo, sus sueños van más allá, con la esperanza de una revancha en Europa y el deseo de representar a su país a nivel internacional. «Sería un placer vestir la camiseta de la Selección».

 

Matías Cóccaro, con su bigote al estilo Freddie Mercury y su juego de la vieja escuela, es un claro ejemplo de cómo la personalidad y el carácter pueden definir a un jugador tanto dentro como fuera del campo. Su historia es un testimonio de perseverancia, talento y el deseo de homenajear a aquellos que lo inspiran, recordándonos que el fútbol, al igual que la vida, es mucho más que solo ganar partidos.

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