Sony Interactive Entertainment, la división del gigante japonés Sony al frente del negocio de videoconsolas, informó este martes de que acometerá un ajuste que afectará al 8% de su plantilla a nivel mundial, lo que supondrá la salida de unos 900 trabajadores.

«Después de una cuidadosa consideración y muchas discusiones de liderazgo durante varios meses, ha quedado claro que es necesario realizar cambios para seguir haciendo crecer el negocio y desarrollar la empresa», indicó Jim Ryan, presidente y consejero delegado de Sony Interactive Entertainment.

En este sentido, el ejecutivo defendió la necesidad de «dar un paso atrás» y avanzar enfocándose en la sostenibilidad a largo plazo de la empresa con el objetivo es optimizar los recursos para garantizar el éxito.

La multinacional anunció que «habrá un impacto para los empleados en todas las regiones de Sony Interactive Entertainment», incluyendo América, Japón, Asia Pacífico y Europa, Oriente Próximo y África.

El responsable de PlayStation Studios, Hermen Hulst, añadió que los estudios y grupos con sede en Estados Unidos afectados por el ajuste de plantilla serán Insomniac Games, Naughty Dog -creadores de The Last of Us-, así como los equipos de tecnología, creatividad y soporte.

En el caso de Europa continental y el Reino Unido, se cerrará «en su totalidad» el London Studio de PlayStation Studios, mientras que habrá reducciones en Guerrilla y Firesprite, además de «reducciones menores» en otros equipos de PlayStation Studios.

A mediados de febrero, Sony informó de un beneficio neto atribuido de 781,568 millones de yenes (4,849 millones de euros) en los nueve primeros meses de su año fiscal, que concluirá el próximo 31 de marzo, lo que representa un retroceso del 9.6% respecto del resultado contabilizado en el mismo ejercicio anterior, además de recortar su previsión de ingresos anuales ante el enfriamiento de las ventas de la consola PlayStation 5.

Los ingresos del conglomerado japonés entre abril y diciembre de 2023 aumentaron un 12.3%, hasta 8.44 billones de yenes (52,360 millones de euros), incluyendo un incremento del 23.3% de la facturación del negocio de videojuegos, a 3.17 billones de yenes (19,670 millones de euros).

La compañía japonesa espera cerrar su actual ejercicio, que concluirá el 31 de marzo de 2024, con una cifra de negocio de 12.3 billones de yenes (76,310 millones de euros), un 12% más que en el ejercicio anterior, aunque un 0.8% por debajo de lo esperado en noviembre por la empresa, que prevé alcanzar un beneficio neto atribuido de 920,000 millones de yenes (5,707 millones de euros), lo que representaría una caída del 8% respecto del último ejercicio, aunque una mejora del 4.5% sobre las previsiones anteriores.

Uno de los factores tras la rebaja de expectativas de ingresos anuales es el menor optimismo sobre la comercialización de la consola PlayStation 5, de la que en el tercer trimestre del año fiscal de Sony se vendieron 8.2 millones de unidades, por debajo de los 9 millones esperados, tras lo que la multinacional ha enfriado a 21 millones de unidades el total previsto para el ejercicio, por debajo de los 25 millones proyectados.

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