El Parque Simón Bolívar albergó un “minipicnic” explosivo de dos días, lleno de íconos, himnos.
Festival Cordillera 2022: Así como de talentos en español que hicieron sentir su historia y su presente.
Gente de toda América vino a hacer parte de algo maravilloso y mucha repetirá la experiencia.
Saúl Hernández de Caifanes en el FESTIVAL CORDILLERA 2022.
Saúl Hernández de Caifanes fue chamán, hermano… fue todo en el FESTIVAL CORDILLERA 2022
Siempre se puede pensar en algo mejor, pero, si se repite este invento llamado Cordillera, le será difícil superar esta primera edición.
Y como el festival ya dijo en sus comunicaciones oficiales que este será el “primero de muchos”.
Ademas, qué bonito reto que se puso al dejar la vara tan alta.
Este memorable piloto de evento de alma medioambiental, curado como congregación de sonidos del continente.
Por ende, cantado en más de un 90 por ciento en español, fusionó la experiencia de Rock al Parque.
(en su casa natural, el Parque Simón Bolívar) con el poder de sonido y organización del Festival Estéreo Picnic.
Así como en esa apuesta dejó un balance impresionante.
Más de 60.000 personas se reunieron en dos jornadas llenas de picos altísimos por cuenta de música que por décadas la ha acompañado.
Hubo talentos de esta época, jóvenes y emergentes, pero “el pasado en presente”.
Lo cual prevaleció, y se notó, porque los asistentes cantaron mucho, muchísimo, en la mayoría de conciertos.
El público se jugó un partido todo este fin de semana respondiéndole a los muchos himnos de su vida y lo ganó.
Los Fabulosos Cadillacs en el FESTIVAL CORDILLERA 2022.
Vicentico no se puso profundo, él y los Cadillacs le dejaron el mensaje a sus canciones. – Foto:
Babasónicos en el FESTIVAL CORDILLERA 2022.
La cantante Dua Lipa frente a su público en la parada en Bogotá de su Future Nostalgia Tour.
El concierto en el parqueadero del Parque Salitre Mágico, el 18 de septiembre de 2022, dejó a mucho público insatisfecho, pero no por la artista…
Sobre Dua Lipa en Salitre Mágico: lecciones y debates que abre una artista clase mundial en un estacionamiento
El Simón fue un gran espacio anfitrión.
El festival no usó la Plaza de Eventos, pero sí maximizó sus otros prados y mantuvo cortos los trayectos.
Si se comparan con las peregrinaciones del Estéreo Picnic, que tienen su magia pero comen pierna.
Ademas que aquí las caminatas para poderse establecer bien entre uno y otro escenario tomaban 5 minutos (10 por mucho).
En lo que respecta al sistema cashless, para todas las compras dentro del festival.
(Exceptuando el informal y siempre presente “guaro, guaro”), este fluyó bien y sin contratiempo.
También hubo puntos de abastecimiento de agua para la gente, y como eso se debe hacer norma, se aplaude marcar la tendencia.
Y no se puede omitir: Bogotá fue tan generosa que merece una venia.
Como la semana pasada, la ciudad de las cuatro estaciones en un día volvió a desplegar sus lluvias entre semana.
Esto para ofrecer un sábado seco y un domingo aún más bonito.
Muy frío, pero fue un fin de semana perfecto para este evento.
El barro no fue un factor, el sonido pudo brillar.
Incluso, uno que otro avión se sumó a la fiesta volando a la par de uno que otro pájaro en los cielos abiertos del parque.
El clima, una gran interrogante siempre en esta urbe, resultó un aliado inmejorable y se le agrade (si se iba bien abrigado obviamente).