Tecnoestrés: Cómo acabar con las enfermedades que nos provoca la tecnologíaTecnoestrés: Cómo acabar con las enfermedades que nos provoca la tecnología

Profesor en el máster en Prevención de Riesgos Laborales en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Tecnoestrés: Ademas del Consultor de prevención para Fraternidad-Muprespa, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

La irrupción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) ha cambiado nuestras vidas.

A nivel social, laboral y personal actuamos, trabajamos o nos comunicamos de forma diferente.

Esta situación, magnificada por la pandemia, ha provocado que aparezcan nuevos riesgos en nuestro día a día.

Son los denominados riesgos emergentes.

El principal problema es que la elevada exposición a ordenadores, tabletas, smartphones y resto de tecnologías.

Los cuales ha aumentado nuestros niveles de estrés negativo (distrés).

Concretamente, cuando el origen está en la dificultad de adaptación a las tecnologías se le denomina tecnoestrés.

Los nuevos riesgos y sus nombres

Ante esta situación aparecen nuevos riesgos que afectan a nuestra salud, entre ellos:

Vamping: la hiperconexión digital resta horas de sueño y causa insomnio.

Phubbing o ningufoneo: el desprecio hacia las personas que están a nuestro alrededor por dar prioridad a nuestros teléfonos.

Smombies: la actitud de circular o realizar otras actividades sin prestar atención por estar pendiente del smartphone.

Nomofobia: la necesidad de permanecer conectado constantemente. No podemos pasar 24 horas desconectados.

Text-Neck: conjunto de dolencias en la zona cervical derivadas de la consulta constante al teléfono y la adopción de posturas incorrectas.

Todos estos riesgos están asociados a un aumento del número de horas que pasamos frente a una pantalla y el descenso de la actividad física.

La combinación de hiperconexión digital, sedentarismo y/o sobrealimentación es letal.

Ya que acaba generando problemas circulatorios, respiratorios, musculoesqueléticos o incluso mentales.

Esto ha contribuido a que hayamos pasado de temerle a las enfermedades infecciosas.

Así como de transmisión sexual a ser presa fácil de las enfermedades crónicas no transmisibles.

Esas enfermedades no se contagian, sino que es nuestra forma de vida (un aspecto cultural) la que propicia su propagación.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *