Yuridia bailó, brincó y disfrutó. Presentó a su hijo Benicio a 10 mil personas en el Auditorio Nacional y cantó junto a Ángela Aguilar para cerrar la celebración

Los colores de sus vestidos, y los colores de la música, cambiaron a lo largo del concierto de Yuridia en el Auditorio Nacional.

La cantante interpretó canciones de amor, desamor, despecho, balada, banda, pop, hasta mariachi. Distintos estados de ánimo, pero hubo algo que no cambió a lo largo del show: la sonrisa, la diversión y el disfrute que manifestó Yuridia.

Primero en un vestido largo, completamente verde, luciendo su pierna izquierda por un recorte al costado. Caminando llena de confianza en el escenario, con el pecho erguido, y la barbilla levantada, lanzando besos, saludando al público, incandose para darles la mano.

“¡Ay ay ay Auditorio¡ arriésgate conmigo esta noche, no pierdes nada”, dice Yuridia a su público que responde con un grito.

“Juntos una vez más, muchas gracias, gracias a todos, gracias por salir esta noche de sus casas para cantar conmigo, esto es algo a lo que nunca me voy a acostumbrar, gracias por viajar, espero que estén listos para desahogarse conmigo, porque soy la psicóloga de confianza, quiero que se desahoguen conmigo, no los voy a juzgar si lloran”, arranca Yuridia.

Junto A bailarines de jazz, serios, rígidos, técnicos, Yuridia resaltó cantando “Señora”, donde intentó seriedad, y solemnidad en sus gestos, pero la sonrisa la delataba, quería jugar, y disfrutar, y así comenzó a bromear con su público.

“Esta va dedicada para todos los señores que la tienen chiquita, y ni modo, que soporten”, siguió cantando, y luego preguntó “Quién la tiene chiquita, tú, ¿Cómo te llamas? Axel, ¡Uuuuy! Axel la tiene chiquita. Te dedico esta parte de la canción Axel”, el tema que le dedica a su fanático en primera fila es “Ya es muy tarde”.

Su público sonríe y suelta carcajadas, por como Yuridia mira, coqueteando, por cómo camina, fuerte y recta, por cómo se expresa, bromeando, sigue mandando besos. Vuelve a observar a su público con desdén, pero sus carcajadas la traicionan de nuevo.

Lo disfruta, se divierte, grita como niña, y disfruta de los regalos que recoge entre el público, flores, peluches, abrazos, y hasta baila con ellos, los mira, disfruta como ellos, brinca entaconada con “Ya te olvidé”.

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