La representación de Palestina ante la ONU comunicó un nuevo proyecto de resolución que el grupo árabe someterá a voto mañana en la Asamblea General para calibrar cuántos países apoyan su derecho a convertirse en estado miembro de pleno derecho o, al menos, mejorar su estatuto de observador.
Concretamente, renuncia al derecho de voto en la Asamblea General y a presentar la candidatura de Palestina para los organismos de la ONU, dos prerrogativas que solo los estados miembros tienen.
Además, pide que los derechos que sí reclama, y que suponen una mejora de su estatuto de estado observador, sean considerados “una excepción y no ser tomados como precedente”, una puntualización que parece dirigida a Estados Unidos, que públicamente rechazó esas peticiones palestinas precisamente porque crearían precedente.
Los nuevos derechos que los palestinos aspiran a conseguir mañana incluyen presentar propuestas individualmente o en nombre de un grupo ante la Asamblea, pedir derecho a réplica, formular declaraciones o pedir modificaciones de agenda, entre otros.
En caso de aprobarse, el estatus de Palestina se convertiría en una rareza histórica, un punto intermedio entre el estado observador (como lo es el Vaticano) y los 193 miembros de pleno derecho.
La elevación hasta el estatuto de estado miembro para Palestina no está en manos de la Asamblea, sino del Consejo de Seguridad, que el pasado 18 de abril se lo negó debido al veto en solitario de Estados Unidos (frente a 12 votos favorables y dos abstenciones).
En la resolución que se vote mañana, la Asamblea podría pedir al Consejo que reconsidere la solicitud palestina, pues el texto subraya que “el Estado de Palestina está habilitado para la membresía en la ONU de acuerdo con el artículo 4 de la carta de la ONU y debe por tanto ser admitido”.
Se da por hecho que la resolución cosechará un apoyo mayoritario, superior al número de 142 países que ya reconocen cada uno por su lado al Estado de Palestina, y entre los que se encuentra la mayoría de África, América Latina y Asia.